Ayer por ejemplo me pasé cenando pasta, hice más cantidad de la cuenta y me la comí toda y encima terminé de cenar cerca de las 12 de la madrugada y me fui prácticamente a la cama.
Lo peor ha sido esta mañana, que por llegar a casa temprano, me levanté a las 7:30h, con el tiempo muy ajustado ya que quería estar pronto en casa, ya que trabajaba de tarde, así que ni corto ni perezoso me meto entre pecho y espalda un desayuno de cereales con fibra, esto fue lo peor y un grandísimo vaso de café (tamaño venti de Starbucks), e inmediatamente me fui a la calle a comenzar el entreno.
Todo ello pensé, me puede pasar factura en un entrenamiento tan largo, y así fue. Notaba molestias estomacales más o menos a partir del kilómetro 5, pero aún así iba fino y encima el viento era a favor. El calvario empezó justo en el kilómetro 15 cuando tocaban los 15 kilómetros de vuelta. Además del viento, ya si que notaba que los "dolores estomacales" eran cada vez mayor. De echo, llevaba una botella de Gatorade y al dar un pequeño sorbo me aumentó más la sensación de que en cualquier momento iba a tener diarrea.
En este punto pensaba que si me paraba iba a echar mucho más ya que iba a tener que vovler andando e iba a ser peor, con lo cual sin probar sorbo y aguantando seguí el entrenamiento que ya a partir del kilómetro 20 empezó a decaer en forma de "pájara" brutal.
Hacía tiempo que no llegaba tan mal a casa.
Lo único positivo ha sido, que al menos no me paré y esa capacidad de sufrimiento también sirve mucho de entrenamiento y que todos los errores alimenticios que cometí en menos de 12 horas los tengo que recordar para el día de la carrera.
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